Por: María Fernanda Correa

Actualmente, la moda es una de las industrias más contaminantes en el mundo, “produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos” y se gasta alrededor de 7.500 litros de agua en la confección de unos jeans, esto según la Organización de Naciones Unidas.

A raíz de esto, ¿podríamos relacionar dos conceptos como moda y sostenibilidad? Aunque para algunas personas la relación entre ambos términos no sea o se escuche congruente, sí lo es, entendiendo “moda sostenible” desde la responsabilidad que tienen los diseñadores y grandes marcas con el medio ambiente.

A partir de esto las grandes marcas a nivel mundial han empezado a caer en cuenta sobre cuanto daño genera la producción de prendas de vestir al ambiente, Adidas a partir de la recolección de más de 100 botellas plásticas a cambio de un par de tenis, y H&M, utilizando algodón reciclado en su última colección “Spring2021”, campañas que involucran a sus clientes y trabajadores en el cuidado de los recursos del planeta.

Y es que el constante cambio de colección o la imposición de una “prenda del momento” o la más bien llamada tendencia es la encargada de generar la necesidad de compra de lo nuevo y desechar constantemente lo que “ha pasado de moda”, entrando en un consumismo en el que la consideración ambiental pasa a un segundo plano.

Por esto, la también llamada “moda ética” o “slow fashion” es un modelo que se necesita imponer ahora, antes de que a causa del repetitivo “estar a la moda” nos cueste la vida y/o los recursos para las futuras generaciones.