Imagina vivir con 1,90 dólares diarios para suplir tus necesidades de alimentación, salud, educación y acceso a servicios públicos. A pesar de lo imposible que parezca, esta es la realidad de alrededor de 700 millones de personas alrededor del mundo, más o menos el 10% de la población mundial, y a pesar de que es una cifra bastante alta, es un valor que en los últimos 25 años tuvo una tendencia a la baja gracias a diferentes iniciativas y grupos de trabajo a nivel mundial.
Ahora bien, la crisis que desató la pandemia de COVID-19 ha ocasionado que la cifra antes mencionada pueda tener incremento según proyecciones del Banco Mundial. Las personas que podrían volver a vivir bajo este umbral serían alrededor de 120 millones más y por supuesto, Colombia no es ajena a esta realidad. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe el año pasado llegamos al 14,3% de personas viviendo en la pobreza extrema y seguramente es una cifra que podría incrementarse fuertemente.
Ante esta realidad, muchos colombianos han encontrado distintas soluciones y oportunidades en modelos colaborativos y sostenibles. Emprendimientos que les están permitiendo salir de la crisis, generar dinámicas económicas donde son varios los actores que se ven beneficiados y de esta forma, están ayudando poco a poco a cerrar la brecha de inequidad que se incrementa durante situaciones como la actual.
Teniendo en cuenta lo anterior, AlasCinco ha creado el producto Mola, basado en un proceso productivo diseñado dentro de un modelo sostenible que involucra a las poblaciones vulnerables y de escasos recursos. Por un lado, se ha generado empleo para madres cabeza de familia del sector Altos de Cazucá en Bogotá, y por otro, se ha incluido a productores la panela natural, campesinos de zonas rurales de Colombia que trabajan con procesos artesanales pensando en proteger y respetar los ciclos de la naturaleza para mantener una convivencia armónica con el medio ambiente.
Por esto, Mola Granola es un emprendimiento que da oportunidad de combatir la pobreza, empoderando a las mujeres cabeza de familia e involucrando a campesinos productores directamente, dando ejemplo a la comunidad de que siempre hay una forma mejor de hacer las cosas, donde el impacto se mide desde lo económico, social y ambiental.