Escrito por: Valentina Albán López

Altos de Cazucá- Soacha, un sector habitado por alrededor de 60.000 personas, la mayoría provenientes de diferentes zonas del país desplazadas por la violencia. Es un lugar que a ojos de quien no ha recorrido sus estrechas calles sin pavimento o alcantarillado, lo describiría como inseguro, alejado de la sociedad y de las oportunidades. Allí, en lo más alto de sus montañas se encuentra el barrio La Isla, donde 8 jóvenes empezaron a trabajar por sus propósitos o sueños en una iniciativa que no imaginamos que tendría mayor impacto. 

¿Cúal sería la primera respuesta que se imaginan al preguntarle a un chico de 14 años sobre qué quiere ser en su vida o cuáles son sus sueños?. Probablemente iría desde un “no lo sé, aún soy muy jóven para pensarlo” hasta “graduarme y pasar el año en limpio”; y fueron exactamente esas respuestas las que encontramos cuando iniciamos este proceso de conocer qué querían hacer en un futuro estos jóvenes y cómo iban a cambiar sus realidades. 

Sus respuestas no estaban ni mal ni bien, estaban atadas a sus contextos, a lo que viven en el día a día con sus familias, amigos y vecinos, atadas a sus realidades. Por ello, decidimos emprender este proyecto, un proyecto para ayudarlos a trabajar en su identidad, sus gustos y por qué no, a redefinir sus sueños, esos que seguramente se encontraban en lo más profundo de su subconsciente y que se veían tan alejados de la realidad que era preferible seguir guardándolos. 

El trabajo realizado nos llevó a descubrir los diferentes deseos y sueños que estaban en ellos: una repostera, un ingeniero civil, muchos artistas,  viajeros y amantes de los idiomas, salieron a relucir de estos chicos, sumados con un mensaje diferente: 

“Los sueños se pueden cumplir sin importar la edad, solo debemos  trabajarlos” 

Wendy Aragón – 14 años 

Escuchar a estos jóvenes y ver su trabajo nos fue llevando a la idea de conectarlos con personas que de alguna u otra forma ya hubiesen cumplido ese sueño, profesionales capaces de inspirarlos y darles consejos para la vida y para cumplir sus propósito. A ellos les damos las gracias por ser parte del cambio y por unirse para formar una red en pro de brindar apoyo o guía para quienes hasta ahora están empezando a buscar su identidad.

Esa misma propuesta es la que hacemos a nuestros lectores, a conectarse con nuestra generación, apoyar los proyectos que para ellos tenemos preparados, apadrinar sus sueños, y a ser multiplicadores de la información, regar la voz que  AlasCinco le apostó a los jóvenes y empezó a  construir sueños en un lugar llamado La Isla.