Este 16 de noviembre se celebrará el día internacional para la tolerancia. Esta conmemoración fue creada en 1995 por la Organización de las Naciones Unidas, con el objetivo de dar una mayor fuerza a su cometido de lograr una cooperación internacional para atender problemas de carácter socio cultural y estimular la promoción de los Derechos Humanos.
Esta es una fecha que nos lleva a reflexionar sobre la intolerancia del ser humano y qué la causa.
Tratar de entender al homo sapiens ha sido una tarea de muchos años. Sus formas de actuar son muy diversas y responden a un conjunto de costumbres y creencias específicas. Los valores y antivalores son definitivamente una de esas complicadas áreas de investigación.
La intolerancia del hombre es un resultado de la creación de barreras, a veces, casi imposibles de derribar. Estas son producto de un colectivo de constructos sociales que cambian dependiendo de nuestra crianza e, incluso, el lugar donde nacimos.
Prueba de ello son los niños. Los más pequeños cuando nacen y crecen su mente está lista para recibir información que, no siempre, es la más provechosa. Nadie nace racista o clasista, es la educación dada en casa, el colegio y los contenidos de los medios de comunicación lo que rige ese pensamiento.
Si bien no todos pensamos de la misma manera, es necesario que la tolerancia vaya más allá de las creencias. En un mundo cada vez más polarizado, se necesita del respeto. Debemos aprender a vivir con la opinión del otro por más contraria que sea a la nuestra y, por qué no, debatirla si consideramos que nuestra versión es la más acertada. Hay que, a su vez, perder el miedo a lo diferente, la falta de conocimiento también puede cegar. Al final, la idea no es buscar verdades absolutas, sino entender que aquello que nos diferencia también nos hace uno sólo.
Bueno y ¿Qué se debe hacer para lograr ese cometido? La ONU lo dice muy bien y es la educación. Cuando a una persona se le educa de manera correcta, sabe respetar la diversidad de puntos de vista. Ahora bien, no sólo se debe recargar el trabajo sólo en los educadores, sino que también debe ser un esfuerzo de familia y un proceso individual. Debemos tomar consciencia de nuestras propias intolerancias y analizar cómo podemos cambiarlas para vivir mejor, no sólo con los demás, sino también con nosotros mismos. Esa es la invitación de AlasCinco en esta semana. Recuerda que el cambio empieza por uno.